DESTINO FINAL

El inicio de este juego de azar,

Comenzó en un punto para nada indiferente,

En donde la mezcla de las cartas,

Tomaron vida y se hicieron dueñas de su

Extravagante pero inevitable destino.

Naipes difusamente inocentes,

Que se encargaron de hacer su

Magnifica vida un desastre insólito,

Lleno de pesares y dudas sombrías.

El hombre comienza a perder poco a poco

Toda su riqueza material e intelectual,

Pero a la vez, logra ganar

La experiencia bastamente suficiente y necesaria,

Como para enfrentarse a los hombres de supuesto honor,

Para enfrentarse a sus más grandes y desafiantes retos,

Personajes de alta demencia intelectual,

Capaces de destruirlo en tan solo dos

Misteriosas, raramente dobles pero ineludibles palabras,

Ellos las denominan, desde su potente y destructor casino,

Simplemente, como amor y fe.

La arma más poderosa con la que cuentan,

Y manipulan a sus súbditos,

Comprando con ello todo lo que se les antoje,

Desde un saludo o una sonrisa hipócrita,

Hasta una sociedad secreta y manipuladora,

A la que llaman muy cariñosamente religión.

El hombre se ve necesariamente forzado,

A vender su sobrante dignidad,

Que a hora pasa a convertirse en maldita,

Exponiendo su valiosa y a la vez insignificante alma,

A los depredadores huérfanos, ángeles que tiene sed de venganza,

Venganza que viene desde el inicio de los tiempos,

Y que hoy por hoy es aprovechada,

Por hombres de supuesto honor

Que lo único que saben hacer bien,

Es confundir, maldecir y juzgar,

A personajes de su misma especia irracional;

Irracional, por que muy pocos se atreven a desmentirla,

Y a tratar de descubrir la verdad,

O tal vez finalicen su vida como lo hizo,

Este gran hombre del que les contaba hace un momento,

Que termino en el seol de los verdaderos héroes,

En la tumba de los juzgado y malditos, por el ejercito del mal,

En la sombras oscuras de los incontables personajes,

Que a pesar de todo creen conocer la verdad,

Pero que sinceramente no la van a poder encontrar.

Es como cuando el viento sopla en contra,

Damos dos pasos adelante y tres atrás,

Cada vez alejándonos más y más,

De esta verdad verdaderamente trascendental.

Pero esta presagiado que algún humilde valiente,

De misteriosas pero acertadas procedencias,

Del cual se sabrá muy poco,

Llegará a encontrar las botas necesarias,

Para arremeterse en este camino de turbulentos vientos,

Llegando así a la respuesta a este secreto bendito,

Y acabando al fin con la revelación dada al último de los doce,

Al último de los mártires que indudablemente sabían,

De la destrucción de este destructor y enmascarado casino.

Oscar David Rojas Aguilar

Santa Marta - Colombia

6 de Enero de 2010